Era una hermosa mañana de verano, mi padre había
decidido llevarnos de paseo, él sabe lo mucho que nos encanta ir al bosque.
Árboles por todas partes nos acompañaban en nuestro
camino, mis hermanos y yo juraríamos que nos sonríen y que bailan para nosotros,
algunos otros hacían caras graciosas lo cual nos hizo reír, de pronto mi
hermano el más pequeño quiso bajar a hacer pipí, y eso nos molestó mucho porque
no queríamos perder el tiempo.
-
-- ¡Bah! es inevitable. – pensé mientras mi papá buscaba un lugar para poder
parar.
Mi madre había dicho que aprovecháramos todos para
estirar las piernas. A lo lejos había una
presa y recuerdo muy bien como los rayos del sol acariciaban el agua tan
cristalina, ahora veo esa imagen en mi cabeza y me imagino una danza del sol
cortejando a la presa y ella devolviéndole destellos de colores que le
mostraban lo ilusionada que se sentía con aquella danza.
¿Cómo explicar esa sensación que tuve? no lo sé, lo
que ahora puedo contar es que quedé hipnotizada, tanto que mi mamá dejo que me
acercara a la orilla para poder contemplar tan mágico paisaje.
Ya estando cerca de la presa pude ver a un niño muy
entretenido.
-
¡Hola! soy Celeste, ¿Vives por aquí cerca? –
-
Soy Jorge, y sí, vivo del otro lado de la presa, pero
tú no eres de por aquí, nunca te había visto. –
No sé qué pasó, pero en ese momento podía jurar que lo
conocía de toda la vida, aunque apenas si me contestaba, al principio creí que
no me quería hablar, - quizá le caigo mal, pensé – pero no era eso, algo lo
tenía muy concentrado, entonces le pregunté:
-
¿Qué esperas? –
-
Algo raro sucede, me gusta venir y arrojar piedras a
la presa, pero cuando lanzo la tercera pasan unos segundos y se regresa, ¡solo
la tercera! ¿puedes creerlo? –
En su cara no cabía el asombro, recuerdo que le dije
que no le creía, pero el no me hacía caso. Pasaron unos minutos y volvió a levantar
3 piedras…
-
Te voy a comprobar que lo que te digo es cierto. –
-
Está bien, ya verás que lo que cuentas solo lo imaginaste. –
Jorge lanzó la primera piedra y pude escuchar un
sonido como si la presa se comiera la piedra, y así lanzó la segunda piedra y
fue el mismo sonido, antes de lanzar la tercera piedra volteó a verme y me
dijo:
-
Pon atención para que veas que no miento. –
-
¡Ya lánzala! quiero ver tu cara cuando veas que esa
piedra se regresa.
–
Pero la sorprendida fui yo, cuando él arrojó la piedra
solo hubo un profundo silencio, segundos después se oyeron gotas de agua y
enseguida la piedra cayó cerca de nuestros pies…
-
¡Celeste! vámonos ya que se hace tarde. – gritaba mi mamá.
Volteé a ver a Jorge, alcé los hombros y me marché…
#LesTodes #RetoBurdick